Por: Emilio Flores Escalona
La poesía es una forma de redactar la vida. La poesía es una forma de atender preguntas que no tienen respuesta. La poesía puede ser muchas cosas, pero, sobre todo, la poesía es juventud. La poesía es vida.
Me encuentro en mi cuarto con una pluma en la mano. Sobre un papel se alcanza a leer una duda que no cualquiera pudiera responder, ¿quiénes son los jóvenes de hoy en día que se dedican a escribir literatura y poesía? Con una breve investigación me animo a redactar sobre estos personajes, hablo de que escribir es su gran pasión y con eso arranca mi reportaje.
En un mundo donde la poesía cada vez es atravesada por menos adeptos, existen algunos remanentes que luchan con tinta y papel para seguir avivando este arte. En las siguientes páginas que están en frente de ti, leerás a algunos cuantos poetas.
Vivir de la poesía al divisarlo de lejos podría caer en la errónea conclusión de que es imposible, sin embargo, personas como Merari Lugo Ocaña o David Anuar, quien por razones artísticas ha decidido omitir sus apellidos González Vásquez, se han esforzado en demostrar lo contrario. El mundo de la joven poesía y la necesidad de los autores de ser no solamente publicados sino también remunerados, son una estrepitosa jungla que en vez de lianas que funcionan como escaleras son becas las que ayudan a los poetas a no caer de las ramas.
Nuestro primer joven poeta mexicano tiene 33 años y sí, sé que muchos pensarán que esa edad está más asociada a la adultez que a la juventud, pero el mundo de la poesía institucional se rige con reglas muy diferentes al mundo al que estamos acostumbrados. Es como si entráramos en un planeta con su propia atmósfera, en donde el tiempo va más lento, la juventud es más larga y la constancia de agradarle a los literatos del jurado sea el sol que sale casi todas las mañanas. Por ejemplo, la Fundación para las Letras Mexicanas, institución que se dedica a fomentar la práctica de la escritura y la lectura, asume que la juventud llega hasta los 30 años, pues únicamente da 18 becas de $12,000 pesos mensuales. Pero ser joven con aspiraciones literarias no es suficiente, al menos el FONCA, cuyo título más largo es el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, el número de becas que dan al año es de 225 de $8,532 pesos por cada mes. Parecen ser más que en la Fundación para las Letras Mexicanas, pero se estima que 6,000 creadores participan para obtenerla, es decir, solo el 3.75% de los solicitantes obtienen la beca.
Además, de esas 225 becas alrededor de 12 son únicamente destinadas al área de la poesía, el restante se divide en las otras 25 áreas. A pesar de estas intimidantes estadísticas, David Anuar de Cancún Quintana Roo, es el ejemplo de que se puede llegar a obtener incluso las dos por lo menos en años distintos. Él fue acreedor a la beca de la Fundación para las Letras Mexicanas durante dos años hasta el 2020 y le fue notificado que ganó el apoyo del FONCA en 2022. De hecho, llevó a cabo siete intentos para ganarse el FONCA y no fue que la ganó con su proyecto de escritura sobre nuevas masculinidades.
Otra persona que cumplió este objetivo es Merari Lugo Ocaña, una poeta y psiquiatra de 32 años que participó en tres ocasiones en el FONCA y en esta última obtuvo finalmente la beca. También es ganadora del Premio Nacional de Poesía Enriqueta Ochoa Nacida por su libro “signos vitales” donde conjuga la ciencia y la literatura. Nacida en Hermosillo y residente actualmente de Monterrey, hace poesía de manera formal desde que tenía 25 años. Ella menciona que la saturación de vivencias que presenciaba en el hospital le hicieron inspirarse para escribir: “El usar la poesía o el lenguaje poético con el lenguaje médico le da un giro a lo que se intenta comunicar”.
Para aquellos que aún dudan de la ventaja de obtener una beca como joven creador, David Anuar durante los dos años que tuvo la beca escribió la cantidad de siete libros, a diferencia de los otros dos años siguientes que sin el apoyo escribió solamente dos. “Te das cuenta de la diferencia cuando te dedicas de tiempo completo a escribir sin tener ningunas otras obligaciones y tener cubierto el lado económico”. También mencionó que tuvo que regresar a la docencia para cubrir los gastos del día a día y que eso claramente le imposibilitaba escribir como antes.
En enero del 2021, antes de recibir el FONCA y después de haber abandonado la beca de la Fundación, nuestro poeta aún se quería sustentar a través de la poesía. En aquellos momentos el FONCA todavía no era una opción pues el Fondo seguía rechazando sus solicitudes. Sumando que acababa de abandonar la Ciudad para irse a vivir a Mérida, el poeta mexicano se encontraba en una ausencia de dinero, pero, con una riqueza de coraje de seguir escribiendo y vivir de ello. Esta parte de su vida le recuerda una cita de otro poeta mexicano llamado Manuel Iris que, de hecho, en tiempos presentes, está en el Sistema Nacional de Creadores de Arte, otro programa que entrega becas a los que ya considera adultos o por lo menos no tan jóvenes (más de 35 años). “Manuel Iris dice que él arregla su vida en función de la escritura y no al revés” por ello David Anuar decidió abrir un taller de poesía y seguir viviendo de las letras. Fue así como él se unió al grupo selecto de personas en México que pueden vivir para escribir o escribir para vivir.
La carrera continua contra la extinción de la poesía fue vencida por David Anuar gracias a unos pasos que parecen ser imperativo seguir si cumples con la fórmula de ser joven, poeta y mexicano. Así como en un videojuego donde tienes que cumplir ciertas misiones para desbloquear las siguientes, David Anuar enlista una serie de pasos que todo joven poeta sigue para pertenecer a la escena. “Todo joven escritor que aspira a serlo, al menos en México, tiene como un camino muy establecido”. Después de publicar en una revista, el segundo paso, menciona, que es sacar una plaquette, un cuadernillo engrapado que funciona como una breve publicación. Por ejemplo, en el 2011 el autor publicó su primera plaquette, “Erogramas”, para que, en años posteriores alrededor del 2015, publicará su otra plaquette financiada por la Universidad Autónoma del Estado de México.
Muchos piensan que la literatura a pesar de ser un trabajo que se siembra en soledad, también se riega con el reconocimiento de la otredad, por eso, el tercer paso mencionó que es la obtención de algún premio editorial. David entre risas dice que tiene un amigo que siempre dice que los premios en México son como la tómbola, tarde o temprano te va a tocar uno.
Como se ve, existe un mar de oportunidades y si tuviéramos que pescar alguno, el Premio Nacional de Poesía Carmen Alardín sería uno. En dicho premio se gana la cantidad de $75,000 pesos mexicanos, la posibilidad de publicación del libro participante y el prestigio de haber conseguido el tercer paso del camino del joven poeta. Pero, si quisiéramos esforzarnos con la caña y usar un señuelo más persuasivo, podríamos pescar hasta el Premio Nacional de Poesía Joven Elías, cuyo monto ganador rondaría los $100,000 pesos mexicanos. Carlos del Castillo, amigo de Merari y joven poeta oriundo de Tamaulipas, es el ejemplo de haber ganado ambos premios.
Por otro lado, existen personajes que en su trayectoria de vida constantemente han estado presentes en las premiaciones, uno de ellos es Balam Rodrigo de 47 años, poeta chiapaneco quien ha ganado más de 15 premios de poesía y literatura a lo largo de su juventud. Otro ejemplo es Ángel Vargas, un poeta guerrerense de 32 años que también es signo de éxito en las premiaciones pues ganó el Premio Estatal de Literatura Joven.
David Anuar comenta que es importante pensar con los pies sobre la tierra y que ganarse un premio lo único que significa es que ganaste un premio, no más. “Al final yo creo firmemente que la literatura es una carrera de resistencia y pasa en cada generación, hay muchos que en su generación parecen muy prometedores, que van a crear una gran obra y diez años después ya no están escribiendo. Al final el juez, creo yo, más riguroso es el tiempo”.
El siguiente peldaño es el ya mencionado FONCA, que, si para estos momentos no ha quedado claro, es un fondo que busca apoyar a jóvenes creadores entre 18 y 35 años con becas económicas. Es conocido a tal grado que entre el mundo de la poesía cuando un texto tuyo ya está lo suficientemente trabajado se le dice que es un texto “fonquiable”. David Anuar compartió que el último paso son las residencias de escritura internacionales, que son becas donde el gobierno de otro país paga tu alojamiento, te da un pago y tus viáticos, todo esto para que realices un proyecto de escritura con ellos. Una de ellas es el International Writing Program, una residencia internacional de Iowa para artistas.
Pero en el camino el joven poeta tendrá que atravesar por obstáculos que han marcado la vida de quienes se quieren dedicar a escribir versos, uno de estos es la centralización. Este año para combatir esta problemática, el FONCA en su sito oficial se enorgullece en decir que las personas seleccionadas son provenientes no solo de la ciudad sino también de 28 entidades del país. También, para que prolifere la poesía en los jóvenes de fuera de la capital, existen las becas PECDA que es el Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico. “Son como el hermano menor del FONCA”, dice David Anuar.
Pero es posible que lo que más cuesta en una carrera es comenzar a hacerla, es por eso que el primer acercamiento a la poesía puede ser crucial. Merari cuenta que, aunque desde pequeña ha estado expuesta a cultura literaria, se alejaba de la poesía por temas de estigma “en ese entonces yo tenía ese entendimiento de la poesía como de rimas, sentimientos muy elevados, amor o muerte y eso quizás me alejó mucho de eso”. David Anuar está de acuerdo en cambiar la perspectiva del poema “Es muy importante socializar la poesía contemporánea no solo con los jóvenes sino con los maestros porque hay un cierto estereotipo […] crecemos con una concepción errónea de la poesía y es padrísimo cuando uno observa que el otro empieza a identificar realidades en un poema que hablan de su realidad cotidiana, es ahí cuando dicen “ah, mira, esto me está tocando””.
Ambos poetas trabajan con proyectos que hablan de nuevas formas de concebir la poesía, una por la ciencia y otro por la crítica hacia los roles de género. Sin embargo, la poesía contemporánea no basta con que sea vulnerable o crítica, “puede ser que tú tienes un poema que suena muy bien, pero en el fondo lo que estás escribiendo no tiene una raíz, es decir, estás haciendo textos que no tienen una relevancia, que no tienen una obsesión profunda”.
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